Un hombre de Dios al servicio de los hombres

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A la Virgen de Fátima


posted by Grupos Oficiales de Padre Pio Hispanoamérica on

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Plegaria o fórmula popular de consagración a la Virgen de Fátima

Mi vida y todo mi ser, 

Virgen Santa del Rosario, 

Tuyos serán desde ahora: 

Recíbeme por tu esclavo 


Mis potencias y sentidos. 

Mis penas y mis trabajos

Mis goces, mis alegrías.

Mis luchas, mis entusiasmos, 

Con una total entrega

Para siempre te consagro.

No hay flores en mi jardín, 

Lleno de espinas y cardos

Ni hay dulces frutos maduros;

Tan sólo agraces amargos. 

Pasiones nunca domadas

¡Le hicieron tantos estragos!... 

Transeúntes y enemigos

Mil veces le destrozaron.

Vuelvo a Tí, Señora mía,

Mí Madre, mí único amparo:

Yo sé, que al hijo, que vuelve, 

Tú le abres siempre los brazos. 

¿Quién te invocó, que no hallara

Salud, consuelo y regalo? 

¿Quién en sus luchas el triunfo

No recibió de tus manos?... 

Tú a las orillas del Ebro 

Diste valor a Santiago: 

Primer cimiento de España 

Fué tu Pilar sacrosanto.

Por Tí triunfó en Covadonga 

De la morisma Pelayo:

La España de tus amores 

Allí nació en tu regazo.

Tú por los mares ignotos

A Colón fuiste guiando:

Por Dios y Santa María

Un mundo nuevo fué hallado.

Tú a las armas españolas

Les diste el triunfo en Lepanto,

Mientras el Papa S. Pío 

Rezaba en el Vaticano. 

Tú salvaste a Portugal,

¡A Portugal, nuestro hermano! 

¡Gloriosa Virgen de Fátima!

i Santa Virgen del Rosario!

Tú por caminos de gloria Fuiste conduciendo soldados, 

Con gestas incomparables

La Patria recuperando.

Que si es la historia de España 

Más que una historia un milagro,

Tan sólo por Tí, María,

Se pudo subir tan alto. 

Contigo España progresa;

Sin tí se hundió tanto, tanto.

Que sin un milagro tuyo 

Nadie pudiera salvamos. 

Perdona nuestros desvíos. 

Perdona nuestros pecados; 

Sálvanos Reina de España,

Tuyos somos. Madre, sálvanos.

Mi vida y todo mi ser 

Para siempre te consagro, 

A Tí y a tu divinal 

Corazón Inmaculado.

Quiero ser devoto tuyo, 

Quiero ser tu fiel vasallo. 

Quiero honrarte diariamente 

Tus misterios reparando.

Y si al rezarte advirtiere 

Haber caído en pecado,

Ayúdame, Madre mía. 

Quiero al punto confesarlo. 

Quiero consolar tus penas. 

Reparar tantos agravios, 

Como te hacen cada día

Millones de hijos ingratos. 

Recíbeme, oh gran Señora, 

Recíbeme en tu regazo. 

Indigno para hijo tuyo... 

Permíteme ser tu esclavo!

De “El mensaje de Fátima”

Autor: Fr. Albino Menendez Reigada - Obispo de Tenerife (1881-1958)

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