Un hombre de Dios al servicio de los hombres

Un hombre de Dios al servicio de los hombres

Septiembre: días 8 al 14.


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8.  Mi corazón es tuyo... Oh Jesús mío; toma, pues, mi corazón, llénalo de tu amor, y después mándame lo que quieras (AD, 49).

9.  Dios nos ama; y la prueba de que nos ama es el hecho de que nos tolera en el momento de la ofensa (GB, 30).

10.  Enciende, Jesús, aquel fuego que viniste a traer a la tierra, para que, consumido por él, me inmole sobre el altar de tu caridad, como holocausto de amor, para que reines en mi corazón y en el corazón de todos; y de todos y de todas partes se eleve hacia ti un mismo cántico de alabanza, de bendición, de agradecimiento por el amor que nos has demostrado en el misterio de divinas ternuras de tu nacimiento (Epist.IV, p.869).

11.  Ama a Jesús, ámalo mucho, pero por esto ama aún más el sacrificio. El amor quiere ser amargo (T, 99).

12.  El amor lo olvida todo, lo perdona todo, lo da todo sin reservarse nada (Epist.IV, p.870).
      
13.  El espíritu humano, sin la llama del amor divino, es arrastrado a colocarse en la fila de las bestias. Por el contrario, la caridad, el amor de Dios, lo eleva tan alto como para alcanzar el trono de Dios. Agradeced sin cansaros nunca la generosidad de un Padre tan bueno y rogadle que aumente cada día más la santa caridad en vuestro corazón (Epist.II, p.70).

14.  No te lamentarías jamás de las ofensas, vengan de donde vinieren, si recordaras que Jesús sufrió hasta la saciedad los oprobios de la malicia de los hombres, a los que había hecho tanto bien. Excusarías a todos con amor cristiano si tuvieras ante los ojos el ejemplo del divino Maestro que excusó ante su Padre incluso a los que lo crucificaron (AP).

 (Tomado de BUONA GIORNATA de Padre Pio da Pietrelcina)
Traducción del italiano: Elías Cabodevilla Garde

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  1. Anónimo

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