Un hombre de Dios al servicio de los hombres

Un hombre de Dios al servicio de los hombres

Rosario en Honor a la VIrgen María


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ORACION de INICIO

Inmaculada Virgen y Madre mía, María , a Vos que sos la Reina del mundo, la Abogada, la Esperanza y el Refugio de los pecadores, recurro yo el más miserable de todos. Te venero como a mi Reina, y te agradezco todos los favores que hasta me has hecho hasta ahora, especialmente de haberme librado del infierno que tantas veces he merecido.
Yo te amo, Señora amabilísima; y por el amor que os tengo, prometo servirte siempre y hacer todo  que de mì depende para que otros también te amen y te sirvan.
Despuès de Dios, deposito en vos toda mi esperanza, aceptame como tu siervo y protegeme bajo tu manto pues eres Madre de misericordia
Y ya que sos tan poderosa ante  Dios, líbrame de toda tentaciòn, y ayudame a vencer hasta el último combate.
De vos espero la gracia de una buena muerte, y por el amor que tenés a Dios, te ruego me ayudes  siempre, especialmente en el último instante de mi vida.
No me dejes hasta que pueda verte en el Cielo, para  bendecirte y cantar tu misericordia por toda la eternidad. Así lo espero. Así sea.

PESAME. 

-PRIMER MISTERIO.

Una voz triste pero dulcísima sonaba en mi pobre corazón; era el aviso del padre amoroso que dibujaba en la mente de su hijo los peligros que habría de encontrar en la lucha de la vida; era la voz del padre bondadoso que quería el corazón del hijo alejado de aquellos amores infantiles inocentes; era la voz del padre amoroso que susurraba a los oídos y al corazón del hijo que se apartara del todo de la arcilla, del fango, y que celosamente le pedía que se consagrara totalmente a él.
Apasionadamente, con suspiros amorosos, con gemidos inenarrables, con palabras dulces y suaves, lo llamaba a sí, quería hacerlo todo suyo.
Más aún, casi celoso del hijo, permitía con frecuencia que la criatura, hija de la tierra y del fango, diera coces y lanzara golpes inmerecidos al hijo que él amaba con tanta ternura y afecto; y que éste comprendiera hasta qué punto había sido falaz y engañoso el amor que, inocente e infantilmente, daba a las criaturas…
Entonces yo, el hijo ingrato, lo comprendía todo y contemplaba claramente el cuadro terrible y espantoso que él, en su infinita misericordia, me presentaba; cuadro en verdad desalentador, que habría hecho temblar y asustarse a las almas más probadas.
Al percibir aquellas inmundicias, aquellas miserias, yo invocaba enseguida los santísimos nombres de Jesús y de María, llamando con angustia al buen padre para que viniera en mi ayuda. Y he ahí que enseguida, en respuesta a mi llamada, él se me presentaba; y, viendo que yo me esforzaba por alejar de mí aquel funesto cuadro, parecía que sonriera, parecía que me invitara a otra vida, me hacía comprender que el puerto seguro, el refugio de paz para mí era el ejército de la milicia eclesiástica.
 (Noviembre de 1922, a las hermanas Campanile – Ep. III, p. 1005)

Padre Nuestro, 10 Avemarías y Gloria

Ave Marìa purìsima                                  sin pecado concebida
Santo Padre Pio                   ruega por nosotros
                                                           
-SEGUNDO MISTERIO

Jesús te haga cada vez más grata a él y más semejante en los caminos del dolor. María, la madre de Jesús y madre nuestra, te conceda entender todo lo que encierra el gran secreto del dolor, cristianamente soportado, y te obtenga también toda la fuerza para poder subir hasta la cima del Calvario, llevando la propia cruz.
Es verdad que, para recorrer este camino, se necesita mucha fuerza; pero, ¡coraje!; el Salvador no permitirá nunca que decrezca su ayuda hacia ti. Por tanto, apresurémonos a unirnos, a mezclarnos, a todas esas almas piadosas y fieles que van junto al divino Maestro. Apresurémonos, digo, para no quedar demasiado atrás en esta santa comitiva; mantengámonos siempre unidos a ella; no la perdamos nunca de vista; que no escape nunca de nuestra vista, porque no la podremos alcanzar, y nos veremos privados de esos tesoros secretos de bien que sólo se encuentran ahí, y excluidos del gozo eterno que sólo en ella y por ella se llega a poseer.
 (4 de agosto de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 470)

Padre Nuestro, 10 Avemarías y Gloria

Ave Marìa purìsima                                  sin pecado concebida
Santo Padre Pio                   ruega por nosotros

-TERCER MISTERIO.

Huye, huye hasta de la más mínima sombra que te haga sentirte importante. Reflexiona y ten siempre ante los ojos de la mente la gran humildad de la Madre de Dios y nuestra, la cual, a medida que aumentaban en ella los dones celestiales, profundizaba cada vez más en la humildad, de modo que, en el mismo momento en que fue cubierta por la sombra del Espíritu Santo, que la convirtió en Madre del Hijo de Dios, pudo cantar: «He aquí la esclava del Señor». Y lo mismo cantó nuestra tan querida Madre en casa de santa Isabel, a pesar de llevar en sus castas entrañas al Verbo hecho carne.
En la medida que crezcan los dones, crezca tu humildad, pensando que todo nos es dado como préstamo; al aumento de los dones vaya siempre unido el humilde agradecimiento hacia tan insigne bienhechor, de modo que tu espíritu prorrumpa en alabanzas continuas. Actuando así, desafiarás y vencerás todas las iras del infierno: las fuerzas enemigas serán despedazas, tú te salvarás y el enemigo se corroerá en su rabia. Confía en la ayuda divina y ten por cierto que quien te ha defendido hasta ahora, continuará su obra de salvación.
 (13 de mayo de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep.II, p. 417)

Padre Nuestro, 10 Avemarías y Gloria

Ave Marìa purìsima                                  sin pecado concebida
Santo Padre Pio                   ruega por nosotros

-CUARTO MISTERIO.

¡Qué bueno es el Señor con todos; pero se muestra mucho más bondadoso con el que tiene verdaderos y sinceros sentimientos de agradarle en todo y de esperar que se cumplan en él los divinos deseos!
Aprende, de modo muy especial tú, a descubrir y a adorar la divina voluntad en todos los acontecimientos humanos. Repite con frecuencia las divinas palabras de nuestro queridísimo Maestro: «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo». Sí, que esta bella exclamación esté siempre en tu corazón y en tus labios en todos los momentos de tu vida. Repítela en las aflicciones; repítela en las tentaciones y en las pruebas a las que Jesús quiera someterte; repítela también cuando te sientas sumergida en el océano del amor de Jesús. Ella será tu ancla y tu salvación. No temas al enemigo; él no intentará nada contra la navecita de tu espíritu, porque el timonel es Jesús y la estrella es María.
(6 de febrero de 1915, a Anita Rodote – Ep. III, p. 54)

Padre Nuestro, 10 Avemarías y Gloria

Ave Marìa purìsima                                  sin pecado concebida
Santo Padre Pio                   ruega por nosotros

-QUINTO MISTERIO:

El conocimiento de los designios divinos sobre ti debe servirte, por una parte, para ejercitar tu alma en la gratitud hacia tan buen Padre, prodigando tu alma en continuas acciones de gracias al benefactor celestial, uniendo a este fin tus bendiciones a las de María santísima Inmaculada, de los ángeles y de todos los bienaventurados moradores de la Jerusalén celestial. Por otra parte, debe servirte como de empuje, para no asustarte y no detenerte a mitad de trayecto, por las penas y los dolores que es necesario soportar para llegar a la meta de este largo camino.
El Señor me ha permitido manifestarte todas estas cosas, sobre todo para que no estés insegura en tu carrera. Corre, pues, y no te canses; el Señor te guía y dirige tus pasos para que no caigas en este camino. Corre, te digo, porque el camino es largo y el tiempo es bastante breve. Corre, corramos todos, de modo que, al final de nuestro viaje, podamos decir con el santo apóstol: «Porque yo estoy a punto de ser inmolado, y el momento de mi partida es inminente. Yo he combatido mi combate, yo he terminado mi carrera, yo me he mantenido fiel».
 (9 de enero de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 291)

Padre Nuestro, 10 Avemarías y Gloria

Ave Marìa purìsima                                  sin pecado concebida
Santo Padre Pio                   ruega por nosotros

ORACIONES POR LA INTENCION DEL PAPA FRANCISCO para este mes

Salve,  3 Avemarías y  Gloria

ORACION A SAN MIGUEL ARCÀNGEL pidiendo la protección de los Grupos de Oración de Padre Pio y de su asistentes espirituales. Por ellos y su sagrada misión roguemos cada día

"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Amén."

En el nombre del Padre, y del HIjo, y del Espíritu Santo. Amén.

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